Y no pasa nada
Pero no pasa nada, como canta Amaia. Hasta le quitaba el pero. Me da que infravaloramos las cosas con las que no pasan nada. Una peli tranquila, un libro ligero, una conversación sin más. No pasa nada mientras haces todo eso y justo eso es lo mejor. ¿Por qué funcionan las pelis suecas de la 1 de después de comer? Porque no pasa nada, porque es fin de semana y hay fines de semana en los que no pasa tanto, y duermes la siesta. Y si el lunes lo cuentas y no te escondes, has triunfado: “no salí, no hice nada, y todo bien”. Como somos como somos, elegir no hacer nada es más épico que hacer de todo.
Una serie que enganche, un libro que enganche, una persona que te enganche… nos encanta que nos tengan la mano agarrada. Y todo eso dura menos porque lo consumes antes, y se acabó. ¿Y qué pasa con lo que dura? Que es lento. Y cuando lo dicen, “es que se me hizo lenta” suena a crítica. A pero. Y cuando lo dicen, yo pienso en esta canción de Drexler, que dice: “amar la trama más que el desenlace” y lo siento así, y me gusta más. Aunque no pase nada, aunque esté lenta la trama, pero ahí está. Pasando.
¿Un libro que no te deja irte a dormir, o un libro que te hace dormir tranquilo? ¿Una serie que te deja clavada al sofá, o una serie que puedas parar para irte a otras cosas?
No pasa nada por ver La Directora en Netflix y que no pase nada, y que haya estado bien, que hayas sacado un par de conclusiones y ya está. La empiezas, la acabas y sigues con tu vida. No te marca. Y salir ileso de algo, es un logro.
Feliz fin de semana.