Le preguntaba a Carmen que si ella era de las que siente septiembre como un mes veraniego o de las que lo siente otoñal, sin importar qué dicen las estaciones, digo. No lo pensó mucho y me dijo que veraniego, que le gusta alargar el verano. Estuvimos un rato, no debatiendo, si no compartiendo, porque un sentimiento no se debate, más bien se asimila, y yo le decía que yo lo sentía otoñal, y que me enfada cuando septiembre intentaba alargaba el verano, porque si se han acabado las vacaciones ya no es verano. Que no vale tener solo la parte “mala” del verano, la del calor.
Ahí entendí que una estación depende del tiempo, ya no climatológico, sino del que habla de las horas, de lo que ocupa tu tiempo. No es el tiempo, si no mi tiempo, el que me dice en qué estación estoy. Si hay rutina, es otoño o invierno. Si la rutina sigue pero empieza a ver la luz de los días largos, o los días de mucha playa, mucho pueblo, o mucho viaje… es primavera o verano.
Carmen me decía que septiembre es un mes que juega con nosotros. Le dije que me lo apuntaba, que tiene no sé si razón, pero sí verdad. Mientras me decía eso, íbamos camino de un concierto recién cancelado por la tormenta que acababa de caer, y que iba a seguir cayendo. Felices fiestas, decía el neon al que Carmen le hacía la foto. Septiembre juega con nosotros, pero es divertido.
De camino veíamos a chicas con sandalias, a otras con botas, a unas en tirantes y a otras con sudadera. En septiembre no te vistes, te disfrazas, y todo va a depender ya no del tiempo, si no de las ganas que tengas de ponerte una ropa u otra. Yo intento ser consecuente, o por lo menos, mirarme las uñas de los pies y que ellas decidan si sigue siendo tiempo de sandalias.
Se acaba agosto y se acaba el año, la gente de enero es una y la de septiembre es otra. Yo creo que cuanto más cerca estás del colegio más sientes septiembre como el mes del cambio de año. Yo soy de las que cuenta los años en cursos. Cuando me dicen que cuánto tiempo llevo en Madrid, digo que este va a ser mi cuarto septiembre, mi cuarto curso. Igual es porque no hace tanto que dejé de estudiar, pero sentirme cerca de las agendas me relaja y me emociona.
Marta también es de septiembre, tiene como plan principal que este año hagamos planes chulos, que aunque ya no estemos juntas en Mono tenemos que vernos más (esa frase), me lo dijo con un vino en la mano pero en tono serio, y tenía razón. Es un buen objetivo para el inicio de año: más vinos para decir cosas en serio.
Alba y yo aterrizamos en Madrid un 4 de septiembre, y le decía que esperaba que hiciera fresco, y que ojalá lloviera, que quería ese tipo de llegada a la realidad.
Quito el modo avión y tenía un mensaje d mi casera que me hacía aterrizar de golpe.
Septiembre tq.
Feliz fin de semana.
Me ha encantado!!!!!