Voy a ver a las amigas de Ali. Las conozco desde que tenía la suficiente poca edad como para no acordarme desde cuándo las conozco. Las veo en la parte del final de la plaza, lejos de las primeras filas de la verbena. Nos damos un abrazo grande, como siempre que nos vemos. Me acuerdo del peché y de su caseta de las fiestas, cuando en las fiestas había casetas para las peñas y no solo plaza. Lo que hacíamos entonces era: pasar por el arco (no la expresión, sino el arco de piedra de verdad) hacer el paseito por las casetas, ir a las de mis hermanas, volver a la plaza, ir a las casetas de mis hermanas, volver a la plaza, y así hasta que te cansas de ir a las casetas y te quedas en la plaza. Lo que hacemos ahora es lo mismo pero sin caseta, aunque acordándome siempre de mis “primeras” fiestas, en las que Ali y Lau se ganaban el título de: Qué suerte que tienes a tus hermanas. Es decir, el de hermanas mayores guays. Los que ya las conocían no les hacía falta verbena para comprobarlo, ellas me dejaban sus tacones y su raya del ojo, ustedes saben de lo que hablo.
Voy a ver a las amigas de Ali. Me dicen que se nota la edad, que yo sigo en las primeras filas de la verbena, que ya llegaré atrás, allí donde se cruzan los caminos de los carritos de los niños y las copas que orgullosas, no terminan de vaciarse, para que el arco que les vio crecer con una copa en una mano, les vea seguir creciendo con un carrito en la otra.
Voy a ver a Ali, veo que Alex tiene un mojito en la mano, si no, como buena cuñada guay, le habría dado el mío. En un rato, los babys tendrán dos hits del puesto de Caprichitos Juani en la mano: la trompeta y la pistola. Preveo un buen despertar mañana en casa, habrá que hacerse con un arma: voy a por mojitos.
Feliz fin de semana.
Bueno 🫂 mi fav