Mi DNI
Prefería mi DNI de antes. El de ahora es más bruto, las letras son más grandes, los colores son menos suaves y mi foto es más oscura. Me gustaba la foto de mi antiguo DNI que me hice con mi padre y con mi pelo largo. Mi padre no sale, pero sé que estaba ahí. Me acuerdo como si también le hubieran hecho una foto a él, sujetándome el bolso, mirando cómo me quedo quieta en un fondo blanco. En la foto de ahora mi padre estaba a 455 km y el pelo está más corto. Y el pelo, en el DNI, no crece.
Un chico gallego me dice que buenos días, y me pide que ponga mi huella en una maquinita. Primero apoya el dedo indice derecho, ahora de lado, ahora gíralo y al otro lado. Ahora lo mismo con el izquierdo, hay que repetirlo, ahora sí, ahora bien. Me dice que si es bonito Alicante, le digo que sí, que Madrid me encanta, pero que Alicante es mi casa, no sé si eso le hace pensar que Alicante es bonito, pero le digo eso. Me dice que me tiene que cambiar la calle, que le sale otro padrón, y pienso que en un documento que tengo que llevar pegado a mí durante 5 años, voy a estar empadronada en un piso de alquiler. Le digo que vale. Me dice que si quiero mi ya antiguo DNI de recuerdo, le digo que sí, que claro que sí. “De recuerdo”. Y mientras hacía disecciones al DNI y yo dejaba de ver mi DNI, visualicé lo que iba a hacer con ese trozo de tarjeta; guardarlo en mi caja de guardar cosas que nunca vuelvo a mirar pero que me da seguridad por pensar que están ahí mis cosas, como anclas. Le dije que no, que lo podía tirar. Que daba igual, que mis amigas dicen que tengo muchos apegos y que era verdad, así que mira, que lo tirara. No sé a quién le quería demostrar algo, pero al gallego no era.
Cuando por las mañanas saco la tarjeta del metro, miro de reojo mi DNI, y pienso que ese no es, que en realidad me identifico con un documento de identidad que ya no tengo.
Mientras voy de camino a la agencia, pienso que hay dos cosas que sí me gustan de mi nuevo DNI: Que Pau y yo nos hablaremos en 5 años para recordarnos que nos caduca a la vez, y que en la foto sale un collar que no me quito porque pienso que así sigo pegada a quiénes me lo regalaron.
Supongo que en 5 años, volveré a pensar en los apegos.
Feliz fin de semana.