Las once de la mañana
Me gusta enviar las cartas prontito porque así, cuando cada uno se va despertando, la tiene. Y ya cada cual que decida si leerla con el ojo medio cerrado, leerla después, otro día o no leerla. Pero hoy se me ha hecho tarde.
A la hora a la que siempre las envío, le he dicho a Víctor que no tenía escrita la carta y me ha dicho: “No pasa nada, es verano”. Y de eso va la carta. De hacer las cosas a las 11 de la mañana sin sentirte mal y de que hacer nada, sea lo correcto. O al contrario, de hacerlo todo a la vez pero sin prisa ni ansia porque es verano.
El otro día me decía Alfred que esperaba que las “cartas sabatinas” no se tomaran vacaciones y le dije que no, que en verano es cuando más cosas hay que contar. Y eso no significa que en verano es cuando más cosas pasan, o sí, pero todo se vuelve anecdótico. Lo que igual sí hago, Alfred, es acogerme al horario de verano. Al de las once de la mañana sin remordimientos. Y en vez de desayunar después, hacer el esmorzaret. No se, ya veré, es verano.
Es una buena filosofía la de solucionarlo todo con “es verano”. En invierno no pasa, en invierno no dices “no pasa nada, es invierno”. Si lo dices yo creo que te agobias de oírte. Pero en verano es verdad lo de que no pasa nada, el sol te espera todo el día y los chiringuitos no cierran cocinas. Y si sí, es porque tienen puesto el horario guiri. No les juzgo, tiene lógica. Pero como es verano, puedes comerte un Magnum almendrado que como el calor también empacha, ya vas bien. Luego cenarás arroz, no pasa nada. Es verano.
Llega julio y todo está justificado, también llevar un mes escribiendo sobre verano y que no me canse. Ir en bañador todo el día e ir perfectos. Tender la ropa blanca y clara, junto con los bikinis y que se acartonen por el calor. Se te había olvidado quitarlo y es normal, no pasa nada. Es verano. Comer a las cinco de la tarde o entender a la amiga que dice que se puso como se puso porque claro, hacía mucho calor y solo le apetecía beber. En invierno no es excusa, pero en verano sí.
Creo que esta carta y es como estas pelis y series en las que no pasa nada pero no la quitas precisamente por eso, porque no pasa nada, porque todo es agradable. A mi madre le encantan esas pelis.
Y yo hoy quería escribir así, con la levedad del verano, sin pretensiones. Con las pensadas justas. Y más que una carta, quizá es una declaración de intenciones.
Ojalá y en septiembre, en la redacción de la vuelta al cole, no nos esforcemos por hacer tan épico nuestro verano como cuando éramos niños y digamos tranquilos y orgullosos que este verano no ha pasado nada. Que simplemente era verano.
Feliz fin de semana .