La última y nos quedamos
Esta carta empezaba con una anécdota de un momento exacto en un concierto concreto, pero se me están mezclando los días (raro, no me suele pasar) así que voy a tener que contarlo con la duda.
Voy a decir que esto fue en el concierto de las Hinds, hace unos cuantos sábados ya. Pero estoy por decir que fue hace solo uno, en el de Triángulo de Amor Bizarro. Tengo que elegir así que voy a decir que fue en el de las Hinds y que Silvia me corrija si no es así.
Venga. Voy.
Las Hinds, una banda que me chifla, terminaban arribísima su concierto en Madrid hace unos meses, agradecidas por el baile de manos que se veía desde arriba y también por las butacas casi rotas a causa de los saltos contenidos. Cuando ya iban a “terminar” se despidieron para irse, se metieron dentro y al grito de “ooootra ooootra ooootra” volvieron a salir. Riéndose todas mientras decían: “Quién inventaría esto, si nunca nos vamos”
La música hace que la gente quiera quedarse. Da igual si es en tu casa en una cena agradable, en el coche cuando suena esa canción o en un festival. Por eso siempre me ha hecho gracia que en las discotecas pusieran música para que la gente se fuera. Si además ponían los temazos que se habían guardado toda la noche. Ahora escucho Flying Free y siento que tengo que mover las piernas de alguna forma ridícula porque nunca supe hacer el bailecito ese. Pero lo último que se me pasa por la cabeza es irme.
Esta tarde tocarán la última y después se quedarán, Mujeres y Novedades Carminha. Y yo, aunque después de la última vengan 3 últimas más, pediré otra. Y no me importa si no la tocan hoy. Lo que importa es que si después de un año como este, han seguido tocando otra y luego otra y aguantan para otra más, la última nunca será la última.
Feliz fin de semana.