Hay que ir despidiendo las despedidas.
Me flipa mayo, me encanta, me pone el cuerpo feliz, no tengo ni alergia así que no hay nada que me impida estar primaveral y contenta, menos unas cosas que no paran, PERO NO PARAN, de verse en mayo: los penes saltarines en diademas con purpurina, los 12 bañadores de AliExpress a juego con el “bride to be” impreso en un dorado medio chungo, las bandas de raso que le ponen a la amiga diciendo que la amiga es “la novia más cañón” o que la amiga es “borracha pero buena muchacha” o mejor: las amigas que también quieren foquito y van gritando pruebas en la calle o en Renfe o en cualquier sitio donde les puedan ver como si la gente fuera a hacer corrillo para ese espectáculo con un altavoz y una chapa que también avisa que son “las amigas de la novia”. Los chicos en grupete, una mano en el bolsillo y la otra en la lata de Mahou clásica, que nunca falta, sonrisitas de “estamos de despedida y hemos disfrazado a este machomen de tía” como si fuera un triunfo estar ahí así. No es un triunfo, disfrazarle de nosotras es una faltada. Pensadlo.
Las plazas, las stories de la gente, la entrada de Renfe y la cafetería del tren. Las despedidas han invadido la primavera, y eso sí que no.
Me lo he pasado genial en las despedidas de soltera de mis hermanas, he defendido que Andrea no quisiera un pene en la cabeza, pero vengo viendo desde hace tiempo (¿eso se puede decir así?) que hay un concepto de despedida de soltera que hay que ir despidiendo.
Ali, Lau y Andrea tenían que avisar de las cosas que no querían, así que digo yo que lo suyo sería hacerle algo a la novia o al novio que sea un regalo para ellas y para ellos, un viaje al que no le tengan miedo, un viaje que hasta puedan saber cuándo va a ser, no todo tiene que ser sorpresa por ser sorpresa. Ni tampoco todo el mundo tiene que ir de un color. Y todas las amigas con las que hablo del tema lo ven igual. Y todas dicen lo mismo “si algún día me caso... por favor esto no”.
Así que si las que serán novias dicen que no, amigas del mundo que estáis leyendo esto, hacedles caso. Que se nos da mejor juntarnos a celebrar, que a despedir.