A Alba le tocó sentarse en el avión con una pareja joven, al bajar me dijo que eran empalagosos y que no se soltaron en todo el vuelo, que ni siquiera era algo sencillo como tener las manos juntas, o los brazos pegados, como para reafirmar que aunque no se hablen y miren al frente están ahí sentados juntos. Eran pegajosos, le incomodaban, no se demostraban amor, exhibían amor.
A mí me tocó sentarme con una pareja más mayor, por lo menos 30 años más mayor que la pareja de Alba. No me dormí así que observaba el lenguaje de la pareja que yo tenía al lado, en mi fila. Ellos no eran pegajosos, pero había más amor, ya solo por los años en los que lo habían acumulado. Su lenguaje del amor no era darse besos y tocarse todo el rato. No lo hicieron en ningún momento, de hecho.
Él le dejaba los auriculares a ella para que ella escuchase la música que se le había olvidado que quería escuchar antes de subirse al avión. Antes de acabarse ella el agua que tenía en su botella, alargó la mano por si él tenía sed. Cuando él se levantó al baño y tuvo que tardar por la cola que se hizo para entrar, ella se tumbó en su asiento y durmió, no encima de él (como sí hizo la pareja de Alba) si no encima del hueco que él había dejado libre. Cuando él llegó se quedó de pie un rato en el pasillo. No la despertó, no hizo ruido, no se quiso acomodar en su asiento para que ella se acomodara en él. La dejó dormir. No estar con ella era quererla.
No sé si el “love is in the air”, tampoco sé si is in la pareja que le tocó al lado a Alba, pero creo que en los asientos B y C de la fila 20 del vuelo del jueves, sí estaba.
Qué bonito ese amor, aunque... No entiendo el último párrafo 🤔