Feliz mañananueva
La nochevieja y el año nuevo se llevan un segundo de diferencia. A las 12 de la noche lo mismo da celebrar una cosa que la otra, ese límite es ambiguo y queda a elección del consumidor.
En 2019, celebramos la nochevieja sin saber que unos meses más tarde no hubiésemos querido despedir ese año. Entonces, ¿qué queremos celebrar? ¿Qué se acaba un año o que empieza otro? Con lo que venga, eso sí. En una celebración hay alivio y en la otra curiosidad o esperanza. En una hay hasta un poquito de odio y en la otra, simplemente, aún no ha dado tiempo a generarlo.
En estas fechas en las que vuelves, así en general, y en las que te encuentras con gente, la pregunta “y qué tal te va todo” se vuelve la favorita. Yo digo que bien. Que la verdad que bien. Que estoy contenta. Y me miran así como esperando un “pf pues...” Es raro. Cuando se hace ese silencio me sale decir “bueno obviamente tengo mis momentos como todo el mundo pero vaya que yo estoy bien...” ¿En qué momento se ha vuelto más normal quejarse que agradecer? O por lo menos relativizar, valorar. Y más si te preguntan en la peluquería o en la calle yendo de un sitio a otro: “bien, gracias”.
Suelo pensar que cuando tenga un problema gordo lo notaré, pero que lo demás es la vida. Por eso cuando me preguntan cómo estoy pues estoy bien.
Yo no he hecho lista de “lo que me ha enseñado 2021” porque me ha enseñado lo mismo que 2020 pero con cositas de “venga, espabila”. Que si miro atrás, una se ha espabilado bastante, pero quedan cosas. Y si no quedaran sería lo raro.
Intento recapitular y me doy cuenta de que cada año no me enseña una cosa, me lo enseña la suma de todos los años, y por eso celebro año nuevo más que nochevieja. Otro año de cosas nuevas sin tirar ni olvidar las del anterior. Y celebrando que hoy, es una mañana nueva.
Feliz fin de semana y feliz año nuevo.