Echo de menos el catálogo de IKEA otra vez
Mi madre dice que en casa, las mudanzas se hacen de dos en dos. Que cuando se mudaron Alicia y Alex, sin verlo venir, también acabaron mudándose ellos. Eso me decía para que confiara en que lo de “mi casa” iba a salir. Pongo mi casa entre comillas porque a un alquiler no sé si se le puede poner un posesivo delante, pero por lo menos, el papel de mi casa sí que lo va a hacer. Ella decía que iba a pasar porque Laura y Cristóbal están en proceso de cambio de casa, y que en casa, las mudanzas se hacen de dos en dos. Así que Marta y yo también teníamos que movernos. Me agarraba más a ese argumento que a las largas que nos daba la casera, le decía a Marta que confiara, que había hablado mucho con el gerente y el gerente me daba seguridad. Me llegan mails de Ikea con asuntos como: ¿Empezamos un nuevo proyecto? Y yo le contesto que espero que sí. Cada anuncio de idealista es más desesperanzador, y eso hace que mi esperanza por firmar sea más grande. Mail de IKEA, mail de Idealista, mail de IKEA, mail de Idealista, y me veo subida a una montaña rusa inmobiliaria mirando la pantalla del ordenador.
Hablo otra vez con el gerente y dice que sí, que ya están trabajando en el piso y que sí. Sigo proyectando y visualizándonos allí. En Wallapop hay tesoritos. Casa con personalidad, verás, me digo. Vuelvo a echar de menos el catálogo de IKEA, porque más allá de comprar algo allí, te hace que visualizarte en tu casa sea hasta romántico. Qué bien funciona la publi, verás qué ideas mañana.
Mientras espero a poner la casa bonita, empiezo a poner bonita otra casa, la web donde están las cartas como esta. Hablo conmigo misma y digo que las fotos de la previsualización de las cartas tienen que ser mías, no de Pinterest, me enfado conmigo misma porque qué hago cogiendo fotos de Pinterest teniendo en mi móvil 15.609 fotos que me hacen pagar 2,99 al mes del almacenamiento en la nube. Me pongo a cambiar las fotos de todas las cartas, como si fueran marcos de casa. Aún quedan 2 años de sábados de cartas, queda trabajo.
Echo de menos el catálogo de Ikea otra vez. El otro día, en Alicante, cogía el último catálogo que Ikea había impreso, y que mis padres tenían en la librería junto con los libros de cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas. Ahí solo habían reliquias.
Ali redecora el salón y nos dice que antes de Wallapop (buena vendedora, ventas aseguradas) vamos Lau y yo. Le digo que se lo enseñaré a Marta y que igual le echamos el ojo a algo. En Chinchilla hay muebles que mis padres restauran y están esperando unas bonitas segundas manos.
Voy echando menos de menos pasar las hojitas de IKEA, en casa tengo otros catálogos que me gustan más.
Feliz fin de semana.