Desde que tengo balcón, mando siempre la misma foto por el grupo de familia. El edificio que se ve en esa foto no es el mejor, pero es mi edificio favorito de Madrid.
Cuando Marhu lo vio, desde el balcón, dijo que ya sabía qué responder cuando le preguntaran “qué prefieres, fachada bonita y vistas feas, o vistas bonitas y fachada fea”. Dijo que el edificio rosa y azul.
La SGAE es preciosa, en Google he aprendido que se llama Palacio Longoria. Sé que es mejor, siempre me paro un rato a mirarlo, pero no es mi edificio rosa y azul.
Me encanta que fuera un hospital antiguo, me encanta que ahora sea un colegio en el que sigue poniendo que es un hospital, pero me encanta más verlo todos los días desde dentro de casa, pensando que antes solo lo veía al salir y entrar. A veces hablaba por teléfono dando vueltas por la calle del edificio bonito, que es la calle de enfrente del edificio en el que vive mi casa.
Desde que tengo balcón, me cabe más alegría y más melancolía dentro. Los días de sol, me entra la luz. Los días nublados, la melancolía. Pero de la bonita, la que te viene antes de que acabe algo. Me pasa mucho, así que le puse nombre “nostalgia anticipada”. Antes de que acabe algo, ya lo echo de menos. Pienso en que ya echo de menos el balcón o las cosas que pienso mientras miro por el balcón.
Desde el balcón, nunca veo si los niños ya están dentro del colegio que antes era un hospital, o aún no han entrado porque deben tener una puerta que no es la central, a la que mis ojos no entran.
Desde que tengo balcón, adivino cuando se pondrá en verde el semáforo, o si son pareja o son amigos. Miro a ver si ha llegado el kioskero a empezar su jornada y veo que a la gente le encanta correr cuando es tan pronto que aún es de noche. Veo que la gente viene con las bolsas de Mercadona sin ayuda y que las luces de Navidad pasan más tiempo puestas que quitadas.
Desde que tengo balcón no tengo cortinas, y aunque eso me haga dormir menos me hace ver más.
Feliz fin de semana.
¡¡Lo feliz que te que hace ese balcón!!
❤️ tan bonito!