Antes se enviaban cartas. Ahora, Oldletters.
Cada sábado, una Oldletter. Cartas casi como las de antes.
Cuando era más pequeña, mis tías Lolín y Sara me enviaban cartas. De las de antes, de las que ojalá ahora. Escritas con una caligrafía de envidia pese a los temblores que dejan 80 y muchos años. Les hacía gracia que los fines de semana leyera las cartas del banco y los recibos de la luz que enviaban a mis padres porque a mí no me llegaba ninguna. Así que ellas, que siempre tenían historias que contarme, me mandaban cartas todos los fines de semana. Ahora que esas cartas ya no me pueden llegar, las voy a enviar yo. Si te apetece volver a recibir cartas los sábados, dale al botoncito. Yo te mandaré mis Oldletters.
No son mis tías. Son Las Chicas de Oro. Pero si Lolín y Sara se hubieran presentado al casting, sus historias las habrían hecho protagonistas.