Mi tía Lolín, cuando venía a comer a casa, comía feliz mirándonos a todos. Miraba más que masticaba. Tenía sus 80 y largos y vivía con mi tía Sara en Chinchilla, así que cuando íbamos para allá, era todo fiesta. Llegaban a casa, con su carmín intacto y sus blusas sedosas y estampadas, hechas por ellas. Las modistas de Santo Domingo.
Para mí también era todo fiesta cuando mis tías llegaban, así que salía al patio a recibirlas y cogerles los bolsos, la insulina y todo lo que trajeran. Con suerte era domingo en verano y llegaba a casa con ellas después de tomar el aperitivo con sus amigas en la plaza: Bitter Kas y queso frito. A mí no me daba envidia ver a las niñas con sus amigos comprando chuches a la salida de la iglesia, me sentía cómoda entre señoras. Además, entre queso frito y chuches, me dirás.
Cuando nos sentábamos en la mesa, tocaba hacer croquis. Era cuestión de 2cm de desplazamiento de una persona hacia izquierda o derecha lo que hacía que todos cupiéramos a gusto y ellas dijeran “ahora mucho mejor”. Sean los que sean en la mesa y antes de decir el número de personas que somos para comer, mis padres siempre dicen: “cabemos”.
Cuando veía la cara feliz de mi tía Lolín mientras masticaba, yo no sé por qué, me imaginaba que ella se sentía en la escena idílica perfecta de una peli. Ponía cara de que alguien la estaba grabando. E igual esa es la forma. Aunque nuestras pelis idílicas no eran, eran más tipo Cine de Barrio con Carmen Sevilla, más divertidas que idílicas.
Últimamente en Instagram y Twitter se lleva decir una cosa que escribió Pedro Mairal, que dice “si no podés con la vida, probá con la vidita”. Pues cada uno con su vidita, que se monte la peli que quiera.
Hará ya un par de meses, paseando un domingo medio Madrid con Marta, nos pilló la lluvia. Íbamos caminando, hablando sobre nada mirando hacia delante, que es como se habla cuando paseas, y empezó a llover. Y creyéndome en mi propia peli presentada por Carmen Sevilla, le dije:
“Marta, solo podemos hacer dos cosas: correr o bailar” y nos agarramos a las farolas. Fue un intento de idílico, pero yo mientras pensaba que los sábados en mi casa se veía cine de barrio, que de qué iba.
Feliz fin de semana.
Me he teletransportado ❤️
La describes que parece que la estoy viendo! A la tía Lolin, porque era también mi tía y de todos! Como Sara! Que buenos recuerdos y esa mesa donde cabe todo el mundo! Es lo mejor! Besos