Aplausos
En casa, como en otras muchas casas, guardamos las cintas VHS con la esperanza de que, algún día, una de las veces que decimos “tenemos que llevarlas para que las pasen a MP4” se haga realidad. De vez en cuando veo alguna tienda pequeñita que anuncia desde la calle, como si tuvieran lo último en tecnología: “PASAMOS CINTAS VHS”. Cuando en realidad es justo al revés. Lo difícil y lo que todos queremos siempre es volver al pasado. A lo que hay en las VHS y a las VHS. Por eso, hacerlo medio realidad, se valora. Luego, mientras paso ese sitio de largo, pienso en que podríamos llevar ahí las cintas que hay en casa. Sabiendo que esa intención solo se quedará en buena voluntad.
Muchos de esos vídeos guardan fracasos. El intento de palabra que se queda en balbuceos, los primeros pasos que acaban en caídas o esas funciones de fin de curso que, aunque era difícil que salieran mal, salían mal.
Pero si te fijas, lo que se oye en el vídeo no es eso. Se oyen ovaciones y aplausos, muchos aplausos. Los padres siempre aplauden en la función de fin de curso que sale mal, en el recital de piano que se convirtió en el último recital de piano, o en el primer solo del coro que hiciste en tu vida y te salió un gallo…. Y diré a favor de todas las americanadas tipo High School Musical que no exageran, se pasa mal, fatal.
Solo tenías que hacer una cosa. Esa y ya. La tarea era sencilla. Era difícil fallar, pero fallaste. Y aún así, ellos te aplaudieron y siguieron grabando.
Y luego, pasa el tiempo, y en vez de seleccionar las cintas buenas y las malas, las guardan todas. Cómo no vamos a tener la intención eterna de conservar para siempre el pasado, si te enseñó cómo aprendiste a caerte, que es casi más importante que saber levantarse.
Feliz fin de semana.