A ver si refresca
El otro día me llegaba una notificación de Zara (que yo no sabía que la app de Zara tenía que alertarme de nada) diciéndome que ya estaba disponible la colección otoño invierno 2021. No sé qué me dio más agobio: el calor que hacía en la calle mientras leía la notificación, la ropa de la modelo que salía en la imagen en miniatura, o que cuando estaba empezando mi verano, me dijeran que ya se estaba acabando. Yo que empezaba a estrenar mis galas veraniegas.
Cenando la otra noche en un Madrid vacío, Marina me contaba que en Vigo ya están puestas las luces de Navidad y que para visitarlas, han puesto un turibus. Esa noche, cosa rara, se podía dormir y se agradecían esos grados menos, pero de ahí a soñar con la Navidad aún tienen que bajar mucho y yo prefiero aguantar el calor que subirme a ese turibus.
Miro fotos de este finde hace unos veranos, de verbena y en Chinchilla, y echo de menos lo mismo que todos echamos de menos, pero también la chaqueta. Que se haga de noche y todas las madres digan al unísono “cógete algo que ya sabes que luego refresca”. Ese frío tonto e inesperado que llega a algunos lugares en pleno agosto, es magia. Y ahí no te importa echar un ojo a la colección de punto, ni verte con un jersey fino (los llamados “jerséis de verano”, que parece un oxímoron pero es un nombre muy adecuado) o una chaqueta vaquera. Porque es el fresco del verano, de los veranos en la playa o en el pueblo. Pues bueno, hasta eso hay que echar de menos este verano, el “fresco”.
Me contaba mi madre que la otra noche veía a unas niñas por la plaza con la rebeca en la mano, con cara de fastidio por tener que cargar con algo que no querían. Madres… ellas que siempre tienen razón, a ver quién se la da este verano. Yo, y no por si acaso si no con la esperanza de que así sea, tengo preparado mi nuevo jersey de verano. A ver si refresca.