16 de agosto 1 de septiembre
La sensación del 1 de septiembre desaparece conforme empiezas a tener dos semanas de vacaciones en agosto. Sigue pasando que notas más el inicio de año en septiembre que en enero, porque si tiene que cambiar algo, cambiará en septiembre. Si tienes que ir a Ikea, irás en septiembre. Cambios de cursos, cole, trabajo, estudios, ciudad, etc, septiembre es el mes.
Pero eso de notar septiembre (con todo lo que trae septiembre) el mismísimo 1… será porque las influencers que colapsan Instagram tienen vacaciones de cole, pero yo esa sensación ya no la tengo en esa fecha.
Septiembre empieza cuando se te acaban las vacaciones en agosto. Y con dos veranos que llevo ya teniendo esas vacaciones de adulta, me ha bastado para darme cuenta. Ahí empieza otra vez todo, ahí debería refrescar por las mañanas. Mi septiembre empezó el 16 de agosto, y el 17 le mandaba una foto a mi madre con una chaquetilla puesta de camino a la agencia. Me haría más falta o menos falta, pero a la mínima me agarro a ese falso “empezar” que te da la vuelta de las vacaciones.
Pero ahora, a septiembre de fecha, estoy con la ventana abierta y un moñete bien alto para que el pelo no haga de manta. Tenía apuntado en el notas (en “HOY HAZ ESTO NIEVES”) que iba a desmontar y guardar el ventilador. Pero los 36 grados de repente me han quitado una tarea. Dónde está septiembre ahora eh, Instagram.
Septiembre debería adaptarse al fin de las vacaciones de cada persona. Según calendarios, el septiembre oficialísimo empieza mañana, que es la vuelta al cole. Mañana El Corte Inglés hará caja para ver cuánto dinerito han dado este año los uniformes, las libretas, los archivadores, las zapatillas, los zapatos con suela de goma que no puedo odiar más, y los libros de texto. Pero yo por lo menos llevo casi un mes en septiembre, y mi casera sigue sin responderme a mi mensaje sobre el armario. Hay que cambiarlo. No sé si por es necesidad o por qué, pero si lo hago debería ser ahora, obviamente.
Feliz fin de fin de semana.